De entre todas las características destacables en un detective privado, quizá la de “sonsacar” sea la más ingeniosa de todas.
Tanto es así que, desde mi punto de vista, dominar este arte sirve de parámetro para diferenciar a un buen detective de un detective pata negra.
En este post nos centraremos en las técnicas para desarrollar con eficacia la 2ª acepción:
Procurar con maña que alguien diga o descubra lo que sabe y reserva.
No obstante, antes de entrar en materia me gustaría hacer referencia a numerosos escritos que hablan ampliamente sobre este arte. No es ningún misterio que de ellos nos hemos nutrido muchos detectives, periodistas, profesionales del márketing, negociadores, policías, etc. Pero, ¿cuáles son para mi los más ilustrativos?
Aquí van mis 3 manuales didácticos de cabecera:
- «El arte de tener razón«, de Arthur Schopenhauer.
- «El arte de la guerra«, de Sun Tzu.
- «El arte de la seducción«, de Robert Green.
De cada estrategia de cada uno de estos libros podría escribirse una enciclopedia de consejos sobre cómo sacar información. Pero como el tiempo apremia y la extensión del post es limitada, he querido presentaros tres de los métodos que más uso en mi día a día como detective privado.
Son 3 TÉCNICAS muy SENCILLAS y FÁCILES para poner en práctica: 
Significado: El término se refiere a ponerse en la piel del otro.
La clave: Que el otro vea que te solidarizas y entiendes su argumento (aunque, obviamente, no sea cierto).
Frases a incluir en el discurso: «Le entiendo», «Por supuesto que tiene razón», «Es normal que se preocupe si…», «Ni caso de lo que digan otros, suerte que usted, …».
Ejemplo práctico: Tienes un vecino que, constantemente, está metiendo el hocico en lo que sucede en el bloque. El mejor escenario sería pillarlo in fraganti y NUNCA juzgarle. Debes decirle que entiendes porqué lo hace y cuán comprensible es la labor que ejerce. Este hecho servirá de punto de confluencia para que te informe sobre qué más está olisqueando.
Una vez finaliza su exposición, no hay que continuar «solidarizado» y, a poder ser, evitar que salga el tema en posteriores ocasiones. Obtenido el dato se cierra el asunto.
Significado: Se basa en el principio de confianza mutua.
La clave: Como lo más frecuente es que no se dé confianza previa entre ambos sujetos, lo primordial es promover la bidireccionalidad. Yo te entrego un secreto y tú, a cambio, me entregas otro. Es obvio que debe existir proporcionalidad en los secretos que se transfieren y que si anhelamos uno de alto valor, debemos dar a cambio otro de similar valía.
Frases a incluir en tu discurso: «Por favor, no digas nada, ¿eh?», «Gracias por confiar en mi».
Ejemplo práctico: Iniciar una conversación de forma sutil. Parecer dubitativo a la hora de mostrar una potencial confidencia hasta que el otro manifieste que podamos confiar en él/ella. Tras nuestra primera muestra de sinceridad, podremos hacer una pregunta directa o semi indirecta en relación a lo que queremos descubrir.
Durante la transmisión del secreto que transmite la otra persona, resulta muy útil decirle «no tienes porqué explicármelo, ¿eh?«. Nuestro aparente desinterés reforzará las ganas de explicación del otro.
Una vez nos lo explique, es vital no parecer sorprendidos en exceso. Aunque por dentro estemos saltando de alegría por cuanto hemos obtenido y por demostrarnos que somos unos cracks obteniendo la información que queríamos.
Significado: Soltar una idea con aparente descuido en la memoria.
La clave: Suponer una información de forma vaga y que contribuya a que salga a la luz la que es en realidad.
Frases a incluir en tu discurso: «A lo mejor estoy equivocado/a…», «A mi me ha parecido que sí/no», «Pensaba que sí, ¿eh?».
Ejemplo práctico: Le dices a un compañero del trabajo que el otro día te pareció ver (aunque no estás muy seguro/a) a su pareja entrando en el bloque cuando tú salías por la puerta principal. Destacas que hacía tiempo que no te la cruzabas… Si en ese momento te dice que es imposible porque hace mucho que no está por aquí, argumentas que a lo mejor estás equivocado/a, pero que de veras creíste haberla visto. Muy posiblemente, el conocido te explique que ya no están juntos (motivo que refuerza que es imposible que nos la hayamos cruzado). En es momento das un golpe de timón a tu argumento, que deberá versar hacia el «pues quizá me equivoqué«.
Recomiendo no exacerbarse ni hacer excesivo hincapié en el dato obtenido.
Complementario al uso y práctica de estos métodos, un común denominador en las técnicas de extraer información sería: ser simpático/a y no ser muy preguntón/a.
De otro lado, también aviso que estos 3 métodos pueden no funcionar con todo el mundo, ni con todos los tipos de averiguaciones que se quieran hacer, ni en todas las circunstancias posibles que puedan existir. Es lógico.
Por eso, es interesante que de esos momentos de «fail (error)» os sirvan para aprender a detectar los instantes de tensión que yo denomino «De No-Retorno«. Es decir, situaciones en las que estás a punto de ser descubierto/a extrayendo información.
La mejor manera para poder dominar cualquier técnica es aprenderla y practicarla una y otra vez
Para finalizar, os aconsejo que leáis los tratados que arriba mencioné. Veréis que muchas ideas las podréis extraer de ahí y, después, cada uno podrá aplicar la pericia y conocimientos que vaya incorporando. Eso sí, recomiendo que si el asunto del que se debe sonsacar información tiene cierta trascendencia (sobretodo a nivel de obtención de pruebas para presentar en juicio, etc) será necesario que os planteéis contratar a un profesional de la investigación privada. Si no conocéis a ninguno, podéis contactarme.
Antes de despedirme os animo a que pongáis en práctica estas técnicas. Si, además, queréis comentar cómo os ha ido, si utilizáis otras o si queréis aportar algún recurso de interés, ¡seréis bienvenidos/as!.
Estrategias de detective 