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7 claves para detectar si tu pareja te engaña

Por un momento me gustaría que pudierais ver a través de mis ojos de detective. Un misterioso anónimo que observa atentamente desde una cercana lejanía el juego amoroso a 3 bandas que llevan una pareja y el/la amante. Qué morboso, ¿verdad?

Pues para mi, no lo es. Pocos se imaginan lo duro que es ser testigo de episodios de ansiedad, decepciones, engaños y, al fin y al cabo, dolor. Habrá quien diga que ese mal trago viene en el precio de la investigación y, antes, así lo creía. Ahora, por fortuna y para mi salud mental, hace tiempo que estos asuntos dejaron de estar encima de mi mesa de trabajo.

Sin embargo, sí guardo la experiencia de aquellas señales que delatan la (posible) infidelidad. Y es que las sospechas de traición de la pareja o de que algo «no va bien» no son suficientes para ponerse en marcha. Hacen falta una serie de alertas que descarten la desconfianza/paranoia propia de una baja autoestima de unos hechos que, a veces, hablan por sí solos.

Aunque definamos algunas señales, éstas no son absolutas y con ellas no podremos concluir si nuestra pareja es, por decirlo de alguna manera, culpable o no culpable. Únicamente detallaré algunas cuestiones del modus operandi que se ha reproducido en la mayoría de los casos en los que he trabajado.

Algunos INDICIOS son los siguientes:

1. Algo pasa con vuestras relaciones sexuales: El deseo sexual desaparece o, en plena faena, el «furor/interés» es casi imperceptible. Recuerda que si hay problemas personales, familiares o laborales pueden afectar al apetito sexual y, en ese caso, ¡no sería motivo para sospechar!.

2. De repente, cuida su aspecto físico: El espejo se convierte en su aliado. Allá donde va se mira, se «retoca» ropa/pelo/etc, deja una estela interminable de perfume, se lava los dientes cuando antes no lo hacía… O bien está reconquistándote o se pone guapo/a para otro.

3. Crece su auto confianza: Empezar una relación hace que a uno le suba la autoestima. Y, ese subidón se hace perceptible si antes no lo tenía o, al menos, no era tan notable.

4. Cambios de humor: Los momentos de irascibilidad, ansiedad y nerviosismo se simultanean durante los días. Todos ellos fruto de la culpabilidad por el affair.

5. Nuevas reuniones u obligaciones: Todas suelen ser fuera del horario estrictamente laboral o académico. Es posible que se justifique y detalle qué ha hecho, con quién, cuánto duró, etcétera. Y con eso se tienen todos los números de que sea mentira. Podéis intentar descubrir si dice la verdad con el post sobre mentiras que publiqué hace un tiempo.

6. Obsesión por su móvil: No se trata de que esté hasta arriba de trabajo ni una nueva adicción a un juego del móvil. La necesidad de ocultación se percibe. También, si lo lleva encima siempre, consulta sus mensajes constantemente, borra todo lo que hace o usa el teléfono a horas intempestivas. Si no te cuenta nada de «eso que hace con el móvil», sospecha.

7. Nuevas aficiones: Siente interés por algo en lo que prefiere que estés al margen (por cualquier excusa) o porque necesita tiempo para su espacio personal e íntimo.

Estas son sólo algunas señales que pueden haceros sospechar, aunque siempre habrá que ser cautos y, como decía anteriormente, poner en cuarentena las sospechas hasta tener algo sólido. No digamos si se trata de una prueba directa como el olor del perfume de otra persona en la ropa o un gasto de algún regalo del que no teníamos noticia.

Si la relación de pareja es importante, y más cuando hay hijos de por medio, mi consejo es poner toda la carne en el asador y preguntar. Y, en caso de no salir de dudas, contratar a un detective para despejar la sospecha. O, si esa situación de pareja os hace sufrir, darla por zanjada. Y, como diría el escritor Paulo Coelho, cerrar el círculo.