Estudiantes de investigación privada

Los 98 Datos que Facebook sabe de ti

A estas alturas todo el mundo debe(ría) saber que Facebook es una herramienta que, a cambio de su «gratuidad», utiliza nuestros datos como producto para venderlo a sus anunciantes.

Recientemente se habla de que los clientes de las compañías telefónicas sean quienes escojan qué datos comparten al usar Internet (básicamente, Facebook, WhatsApp y Twitter). No obstante, la idea no agrada a algunos expertos en seguridad informática, que lo identifican como una maniobra de las operadoras para ganar mercado en el sector de los megadatos.

Más allá de la polémica, ahora que los datos personales se sitúan en el centro de las noticias, es buen momento para recordar que tienen valor. Y digo recordar porque el 80% de las personas ya sabemos que nuestros datos personales son valiosos para las empresas. De lo que no somos conscientes, quizá, es qué saben sobre nosotros. O, mejor dicho, qué información personal hemos dado a cambio de ese servicio.

Pues bien, Facebook sabe de nosotros casi un centenar de elementos. Los monitoriza para poder dirigirnos los anuncios que considera que pueden ser relevantes para nosotros. ¿Y cuáles son? Aquí tienes la lista completa de los 98 datos que sabe Facebook de sus usuarios:

  1. Localidad
  2. Edad
  3. Generación
  4. Género
  5. Idioma
  6. Nivel educativo
  7. Área de estudios
  8. Colegio
  9. Afinidad étnica
  10. Renta y patrimonio
  11. Propiedad y tipo de vivienda
  12. Valor de la vivienda
  13. Tamaño de la vivienda
  14. Metros cuadrados de la vivienda
  15. Año en que la vivienda fue construida
  16. Composición del hogar
  17. Usuarios en nuevas relaciones
  18. Tu cumpleaños y aniversario
  19. Si estás lejos de tu familia o ciudad natal
  20. Cumpleaños de amigos
  21. Usuarios en relaciones a larga distancia
  22. Usuarios con nuevos trabajos
  23. Parejas recientes
  24. Usuarios recién casados
  25. Usuarios que se acaban de mudar
  26. Usuarios con cumpleaños cercanos
  27. Padres
  28. Padres a la espera de un bebé
  29. Madres, divididas por “tipo” (deportistas, de moda, etc.)
  30. Si son propensos a participar en política
  31. Conservadores y liberales
  32. Estado de tu relación
  33. Para quién trabajas
  34. Industria
  35. Título profesional
  36. Tipo de oficina
  37. Intereses
  38. Dueños de motos
  39. Si tienes pensado comprar un coche (qué tipo, marca y cuándo)
  40. Si compraste piezas o accesorios de coches recientemente
  41. Si eres propenso a necesitar piezas o servicios de coches
  42. Estilo y marca de coche que conduces
  43. Año de compra del coche
  44. Edad del coche
  45. Cuánto dinero podrías gastar en tu próximo coche
  46. Dónde es probable que el usuario compre otro coche
  47. Cuántos empleados tiene tu compañía
  48. Dueños de pequeñas empresas
  49. Usuarios que trabajan en puestos de gerencia o son ejecutivos
  50. Si has donado a la caridad (divididos por tipo)
  51. Sistema operativo de tu ordenador
  52. Si juegas en Facebook
  53. Dueños de una consola de videojuegos
  54. Creadores de eventos en Facebook
  55. Si has realizado pagos en Facebook
  56. Si has gastado más del promedio en Facebook
  57. Administradores de páginas de Facebook
  58. Si subiste fotos recientemente a Facebook
  59. Navegador de Internet
  60. Servicio de e-mail
  61. Adoptadores tempranos o tardíos de tecnología
  62. Expatriados (divididos por país del que provienen)
  63. Si perteneces a una cooperativa de crédito, banco nacional o regional
  64. Inversores (y tipo de inversión)
  65. Número de líneas de crédito
  66. Si tienes tarjetas de crédito activas
  67. Tipo de tarjeta de crédito
  68. Usuarios de tarjeta de débito
  69. Si mantienes un saldo fijo en su tarjeta de crédito
  70. Usuarios que escuchan la radio
  71. Preferencia de programas de televisión
  72. Usuarios de dispositivo móvil (divididos por marca)
  73. Tipo de conexión a Internet
  74. Usuarios que han adquirido recientemente un dispositivo móvil
  75. Usuarios que acceden a Internet desde un dispositivo móvil
  76. Usuarios que usan cupones o descuentos
  77. Tipo de ropa que usas en tu casa
  78. Momento del año en que haces más compras
  79. Compradores asiduos de cerveza, vino o licores
  80. Usuarios que compran comestibles (y qué tipo)
  81. Usuarios que compran productos de belleza
  82. Usuarios que compran medicamentos
  83. Usuarios que gastan dinero en productos para el hogar
  84. Usuarios que gastan dinero en productos para niños o mascotas
  85. Usuarios que compran online
  86. Tipo de restaurantes que frecuentas
  87. Tipo de tienda en la que compra
  88. Usuarios “receptivos” a las ofertas
  89. Cuánto tiempo viviste en tu casa
  90. Usuarios propensos a mudarse pronto
  91. Interesados en los Juegos Olímpicos, fútbol o Ramadán
  92. Si viajas con frecuencia (trabajo o placer)
  93. Si te desplazas para trabajar
  94. Tipo de vacaciones a las que sueles ir
  95. Si volviste hace poco de un viaje
  96. Si usaste una app de viajes
  97. Si tienes una multipropiedad
  98. Si tienes mascota o hijos y tiendes a gastar mucho dinero en ellos

Por eso, si valoras tu privacidad elimina la cuenta de Facebook definitivamente o, como mínimo, borra estos 5 datos: teléfono móvil, fecha de cumpleaños, lugares donde has estado, eventos a los que asistirás, los «Me Gusta».

Via  |  WhasingtonPost

¿Qué harías en caso de ser víctima de un robo o uso fraudulento de tu tarjeta?

portfolio02Parece que nunca nos va a pasar a nosotros. Siempre es otro el que te cuenta que ha sido víctima de un robo/duplicado fraudulento de su tarjeta.
Y, en ese momento, su testimonio nos hiela el corazón al ver la facilidad con la que se lo han hecho, el disgustazo que se lleva  y la odisea en la que se convierte su mundo durante un tiempo.
Luego, la historia -como NO nos ha pasado a nosotros directamente- la guardamos en la memoria a corto plazo. Y a otra cosa…

Pues bien, lo que te voy a contar te interesa sólo si haces alguna de estas dos actividades:

  • Viajar
  • Comprar por Internet

Seguramente haces alguna de ellas o… ¿ambas? Así que, ya de entrada, te recomiendo que te familiarices con estas circunstancias fraudulentas: “clonación/duplicación de tarjetas” y “robo de datos bancarios”. Y que, después, seas consciente de que tú también eres objetivo potencial. Esto también te puede pasar a ti.

Si bien las entidades financieras destinan muchos recursos económicos a implementar medidas de seguridad que protejan al cliente y sus operaciones, las técnicas de clonación de tarjetas y de robo de datos bancarios intentan siempre avanzarse para violar los sistemas de seguridad.

En este sentido, los bancos reciben anualmente ficheros facilitados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o por las grandes compañías suministradoras de tarjetas de crédito como Visa y Mastercard donde listan los datos de las tarjetas que han sido sustraídas. Y es que es frecuente que quien comete el delito sólo quiera esos datos para revenderlos a otros delincuentes. Esto provoca que desde que el robo se produce hasta que ocurre el fraude puedan pasar muchos meses y, por tanto, que sea muy difícil trazar el origen hasta el momento del fraude.

En el caso que nos ocupa, los pagos efectuados en el extranjero encabezan el ranking de robo de datos bancarios y duplicados de tarjeta. Incluso, muchas entidades financieras llegan a dar de baja tarjetas usadas en un determinado país o cierto establecimiento por riesgo de fraude.

Ya que, aunque la mayoría de tarjetas llevan incorporado chip, firma mediante PIN y código EMV, estas situaciones fraudulentas siguen dándose. De ahí que los delincuentes siempre vayan un paso por delante de la implementación de medidas de seguridad.

Algunas medidas de prevención de estos fraudes

Si viajas:

  • Avisa al emisor de la tarjeta adónde te diriges y por cuánto tiempo.
  • Anota los números de atención al cliente de la entidad financiera nacionales o del extranjero.
  • Conserva los recibos y confírmalos con tu estado de cuenta.
  • No pierdas de vista tu tarjeta. 

Es habitual dejar manipular la tarjeta detrás de un mostrador o en una trastienda al realizar los pagos en TPV. Bastan unos segundos para descargar los datos de la banda magnética de la tarjeta en un dispositivo (6 dígitos, nombre, caducidad y CVV).

Si compras por Internet:

  • Mantén actualizado tu sistema antivirus.
  • Haz seguimiento de tus compras a través de las alertas de tu banco (tanto por correo electrónico como por mensaje de texto).
  • Activa las medidas de seguridad adicional conocidas como “Verified by Visa” o “MasterCard SecureCode” para autenticar las compras por Internet.

 

¿Qué hacer si te clonan la tarjeta o eres víctima de un fraude de robo de datos bancarios?

  1. Contacta con tu entidad bancaria para explicarles qué ha sucedido y que puedan bloquear de inmediato la tarjeta para evitar cargos, o incluso que se efectúen más operaciones con los datos si el fraude ya se ha producido.
  1. Denúncialo a la policía, independientemente de la cuantía defraudada. Sin copia de la denuncia, no se puede reclamar al seguro o a la entidad bancaria para que se haga responsable. Además, permitirá detectar y detener redes delictivas que se dedican a la duplicación de tarjetas y robo de datos bancarios.
  1. Acude a tu oficina para presentar reclamación por cargos indebidos no autorizados. Lleva contigo copia de la denuncia.

 

¿Qué hay de tu dinero?

Normalmente, la retrocesión de los cargos es asumida por el propio banco o los emisores de tarjetas Visa y MasterCard. La otra posibilidad que hará que recuperes la pérdida económica es reclamar al seguro, pues la mayoría de tarjetas cuentan con una póliza colectiva ante uso fraudulento.

Finalmente, recuerda que aunque la seguridad al 100% no existe, la prevención es siempre la mejor medida contra el fraude.

7 claves para detectar si tu pareja te engaña

Por un momento me gustaría que pudierais ver a través de mis ojos de detective. Un misterioso anónimo que observa atentamente desde una cercana lejanía el juego amoroso a 3 bandas que llevan una pareja y el/la amante. Qué morboso, ¿verdad?

Pues para mi, no lo es. Pocos se imaginan lo duro que es ser testigo de episodios de ansiedad, decepciones, engaños y, al fin y al cabo, dolor. Habrá quien diga que ese mal trago viene en el precio de la investigación y, antes, así lo creía. Ahora, por fortuna y para mi salud mental, hace tiempo que estos asuntos dejaron de estar encima de mi mesa de trabajo.

Sin embargo, sí guardo la experiencia de aquellas señales que delatan la (posible) infidelidad. Y es que las sospechas de traición de la pareja o de que algo «no va bien» no son suficientes para ponerse en marcha. Hacen falta una serie de alertas que descarten la desconfianza/paranoia propia de una baja autoestima de unos hechos que, a veces, hablan por sí solos.

Aunque definamos algunas señales, éstas no son absolutas y con ellas no podremos concluir si nuestra pareja es, por decirlo de alguna manera, culpable o no culpable. Únicamente detallaré algunas cuestiones del modus operandi que se ha reproducido en la mayoría de los casos en los que he trabajado.

Algunos INDICIOS son los siguientes:

1. Algo pasa con vuestras relaciones sexuales: El deseo sexual desaparece o, en plena faena, el «furor/interés» es casi imperceptible. Recuerda que si hay problemas personales, familiares o laborales pueden afectar al apetito sexual y, en ese caso, ¡no sería motivo para sospechar!.

2. De repente, cuida su aspecto físico: El espejo se convierte en su aliado. Allá donde va se mira, se «retoca» ropa/pelo/etc, deja una estela interminable de perfume, se lava los dientes cuando antes no lo hacía… O bien está reconquistándote o se pone guapo/a para otro.

3. Crece su auto confianza: Empezar una relación hace que a uno le suba la autoestima. Y, ese subidón se hace perceptible si antes no lo tenía o, al menos, no era tan notable.

4. Cambios de humor: Los momentos de irascibilidad, ansiedad y nerviosismo se simultanean durante los días. Todos ellos fruto de la culpabilidad por el affair.

5. Nuevas reuniones u obligaciones: Todas suelen ser fuera del horario estrictamente laboral o académico. Es posible que se justifique y detalle qué ha hecho, con quién, cuánto duró, etcétera. Y con eso se tienen todos los números de que sea mentira. Podéis intentar descubrir si dice la verdad con el post sobre mentiras que publiqué hace un tiempo.

6. Obsesión por su móvil: No se trata de que esté hasta arriba de trabajo ni una nueva adicción a un juego del móvil. La necesidad de ocultación se percibe. También, si lo lleva encima siempre, consulta sus mensajes constantemente, borra todo lo que hace o usa el teléfono a horas intempestivas. Si no te cuenta nada de «eso que hace con el móvil», sospecha.

7. Nuevas aficiones: Siente interés por algo en lo que prefiere que estés al margen (por cualquier excusa) o porque necesita tiempo para su espacio personal e íntimo.

Estas son sólo algunas señales que pueden haceros sospechar, aunque siempre habrá que ser cautos y, como decía anteriormente, poner en cuarentena las sospechas hasta tener algo sólido. No digamos si se trata de una prueba directa como el olor del perfume de otra persona en la ropa o un gasto de algún regalo del que no teníamos noticia.

Si la relación de pareja es importante, y más cuando hay hijos de por medio, mi consejo es poner toda la carne en el asador y preguntar. Y, en caso de no salir de dudas, contratar a un detective para despejar la sospecha. O, si esa situación de pareja os hace sufrir, darla por zanjada. Y, como diría el escritor Paulo Coelho, cerrar el círculo.

WiFi «gratis»

1459118929_wifiEs tentador conectarse a una red pública gratuita. Lo sé. Y sí, yo (también) me he conectado a alguna WiFi abierta. Pero, es tan tentador como peligroso. Por eso, el post de hoy pretende concienciar del uso de este tipo de redes y, también, dar recursos para navegar de forma gratuita y, más importante aún, segura.

Con frecuencia, nos encontramos redes gratis en las que o bien no tienen contraseña de acceso o la que tienen nos la dan con facilidad (por ejemplo, a cambio de consumición en un bar/restaurante). En este sentido, otros lugares donde las encontraríamos serían: en universidades, bibliotecas, hoteles, centros médicos, museos, parques, aeropuertos, estaciones de tren y otros tantos sitios más.

Y aunque estos lugares ofrezcan ese servicio de forma gratuita y como reclamo y no revista ningún peligro aparente, es necesario ser cauto. Hay muchos ciberdelincuentes que se sirven de la gratuidad de esas redes para, por ejemplo, robar datos de las personas que se conectan.

Incluso, para que «piquemos» en la trampa sólo haría falta que dejaran abierta una atractiva red llamada McDonald’s WiFi. Accederíamos a ella a través de un ordenador público, nuestro portátil, smartphone o tableta y…¡zas! Damos la bienvenida -sin saberlo- a que los malos husmeen a su antojo en nuestra información o a que nos introduzcan un virus.

RIESGOS de conectarse «gratis»

Habrá quien crea que en su dispositivo no hay nada tan relevante como para que alguien se interese en robárselo. Aquí recomiendo que os detengáis a pensar qué valor le dais a vuestra información porque seguro, SEGURO, que es mucho menor del que realmente tiene. 1459126652_dangerDe hecho, ¿hay o no hay peligro de robo de datos en aquella vez que te conectaste un momentito para mirar la banca online y consultar los últimos movimientos bancarios (Eh! DATOS BANCARIOS!)?, ¿hay o no hay peligro cuando accedes a tu correo electrónico corporativo (Eh! INFORMACIÓN DE LA EMPRESA!?… Alguien, además de ti, puede estar monitorizando todo lo que tienes, haces, lees… (Uf! este apunte da para otro post sobre Google y su imperio de la información pero lo dejamos para otra ocasión…)

Pues bien, antes de usar una red gratuita hay que saber que desconocemos quién la administra en realidad y qué medidas de seguridad utiliza para proteger a los usuarios de acciones malintencionadas que otros quieran llevar a cabo. Pueden ser ejemplo de riesgos:

  1. Robo de datos que transmitimos: la información que enviamos puede ser leída por personas que no necesariamente tengan conocimientos técnicos muy elevados.
  2. Robo de datos que almacenamos: nuestro equipo, visible a los demás usuarios, sería susceptible de recibir cualquier tipo de ataque.
  3.  Infección de nuestro dispositivo mediante algún virus.

A pesar de estos potenciales peligros, esto no significa que no podamos usar las redes gratuitas, pues pueden ser muy útiles cuando estamos de viaje, en la biblioteca, o en cualquier otro lugar. Pero hay que recordar que el hecho de que sean de acceso libre pone en riesgo la seguridad de la propia red y, con ello, de nuestros equipos.

PROTECCIONES al usar una red WiFi gratis

Una vez sabemos a qué nos exponemos al conectarnos a una red abierta tomaremos una serie de precauciones -aunque habría muchas más- para navegar de una forma segura y tranquila:

  1. Comprueba que la red donde pretendes conectarte es la oficial del lugar. Por ejemplo, si estás en el Museo Picasso (Barcelona), confirma que la red que aparece en tu dispositivo es la WiFi que realmente tienen ellos.
  2. Siempre que puedas conéctate a páginas con una conexión cifrada. Es decir, que tengan certificado de seguridad y que son las que comienzan por https://.
  3. Evita realizar transacciones económicas ni operaciones que requieran introducción de credenciales: banca online, compras online, correo de la empresa.
  4. Utiliza la opción «navegación privada» o «incógnito» para que elimine el rastro de las páginas que has visitado.
  5. Activa la opción de verificación en dos pasos que ofrecen los servicios como Gmail, Hotmail, Facebook, Twitter, …
  6. Si estás en un lugar público (como una biblioteca), protege tu pantalla de miradas indiscretas. ¡Hay mucho mirón/a suelto/a!
  7. Una vez finalices la navegación: desactiva la conexión automática del WiFi y elimina el acceso a esa red.

Ya sabemos que la seguridad al 100% no existe, pero lo que sí está en nuestras manos es proteger al máximo aquella información que manejamos. Ahora que hemos puesto sobre la mesa algunos de los riesgos y, también, maneras de minimizarlos… ¡a disfrutar de una navegación tranquila y segura!.